SOBRE VÍCIOS Y VIRTUDES
Lo contrario de vicio es virtud. El Nuevo Testamento habla de ambos conceptos. Por el lado de los vicios, les invito a que meditemos en tres de ellos: 1) la desconfianza; 2) le juicio con la condena, y 3) la hipocresía.
Del lado de las virtudes, esos vicios tienen entre otras, a la confianza, la simplicidad, el respeto, la moderación para el primero. Para el segundo vicio tenemos el no juzgar ni aun cuando tenemos suficientes pruebas, datos e informaciones en manos, y por el último de los tres vicios, su contrafaz es el considerarse a sí mismo [Gl. 6. 1], principalmente.
Efesios 4. 22 menciona los vicios: “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a las concupiscencias engañosas”. Este versículo dice tres verdades: 1. El viejo hombre es interior; no lo que vestimos, comemos o bebemos. 1. Los vicios nacen de los deseos en la misma persona, es decir, nadie tiene la culpa de ellos; nadie nos obliga a tenerlos; nosotros mismos, por desear algo, o aunque más no sea buenos deseos de superación inalcanzados, o venganza, los adoptamos. 3. Nuestros deseos son engañosos; viciarse es engañarse por sí mismo.
Sobre las virtudes hay más versículos, pero leamos ahora tan solo una parte de Filipenses 4. 8: “Si hay virtud alguna, en esto pensad”. Así como para los vicios la persona piensa, razona, planea, y desea, cayendo engañada por sus deseos en el vicio, ahora también la misma persona, si realmente alguna virtud ya habitaba ella, entonces, ella tan sólo deberá pensar en ella. Para los vicios, se activa el DESEO. Para las virtudes, EL PENSAMIENTO, la mente.
Aplicación: Isaac tiene una empresa de chacinados o embutidos; es cristiano; líder en una iglesia, pero muy legalista. Le conozco personalmente. Puso a un hermano en Cristo contador, a cargo de las finanzas. Un día le pidió una cantidad de dinero bastante insignificante, y el contador le aseguró que no había ese valor en caja. Isaac quedó trastornado sólo y en silencio, preguntándose qué pasó, puesto que él estaba seguro de haber depositado ese valor, y más, también. Le exigió a su contador verificar y resolver el asunto. Finalmente, después de varios diálogos, el contador reveló sin quererlo, que había usado el dinero por una emergencia familiar de él, y que apenas pudo reponerlo, lo hizo, y ahora ya estaba liberándole al dueño de la empresa. Eso lo viví en Londrina, Paraná, Brasil.
Isaac se enojó mucho, y casi decidió echarle al empleado encargado de sus finanzas, pero recordó que él también antes, era muy pobre, y algunas veces hacía lo mismo, porque ciertas emergencias familiares no esperan, y aunque cierta vez él también fue descubierto, su patrón le perdonó, y actuó como si nada hubiera acontecido, lo que fue en su vida esa actitud como un lavarle el alma con comprensión, misericordia, y sobre todo, empatía.
Conclusión: Isaac llegó a adquirir un vicio, pero su contador no; cometió el episodio incómodo para ambos lados, una única vez y lo corrigió. Isaac PENSÓ en la virtud que había en su operario, y entonces decidió perdonar [al no decirle nada], volver a confiar en él, y ser simple y no complicado. También le respetó siempre, y no por un desagrado iría a subestimarlo, y moderado en el juicio, y aunque lo había comprobado el ocultamiento al que su operario se vio obligado, decidió “considerarse a sí mismo, no sea que él también llegue a ser tentado” otra vez, y principalmente haciéndose justicia por lo que fue antes.
¡Qué lindo sería si en vez de obedecer más a nuestros deseos engañosos PENSAMOS EN VIRTUDES, siempre imaginándolo al otro como virtuoso, como mínimo por causa de una autocrítica de lo que fuimos, o todavía somos! Este MODUS VIVENDI cristiano y evangélico, un militar no conseguiría adoptarlo tan fácilmente. Uno de la Derecha política tampoco. Los más ricos, y que nacieron en la abundancia, mucho menos, y ni hablar de los religiosos hipócritas como son.
No existen vicios más denigrantes, que aquellos que son interiores, de ausencia de virtudes. Los que los deseos generan, hacen engañados. Los que resultan de la ausencia de virtudes, hace de las personas engañadoras. Que el Señor nos obligue a cambiar, y ponga de nuestro lado a alguien que nos ciña, pues, con el tiempo, la falta de virtudes como la paciencia, el perdón, la misericordia se nota tanto, que llegamos a aborrecernos a nosotros mismos, y es tan anti-Dios que un pastor se canse de su propia persona…
Misión Mundial de la Gracia

Comentários
Postar um comentário