¿Puede un cristiano trabajar en tareas no “santas”?

 


Era el año 1970. El pastor Benigno Ferreira y el anciano Marcos López de Santo Tomé, Corrientes, me llevaron a Oberá, Misiones, a la Iglesia Asamblea de Dios con la presidencia de Alfredo Phol, y la visita de un palestrante de los EUA.

En los momentos de recreos, allí se formaban ruedas de pequeños grupos espontaneos, discutiendo lo que había sido ministrado tanto por el pastor norteamericano como por otros, de la región, entre los cuales recuerdo a José González y Miguel Ángel Pujol.

En uno de esos grupos escuché decir: “Hace diez años que en cada Conferencia surge la misma pregunta, si un cristiano puede plantar tabaco o trabajar en su tratamiento, y el misionero responde, explica y coloca el asunto a consideración de los participantes de tales eventos, y nunca se ponen de acuerdo”. La ponderación de los hermanos era que eso es señal si no de retroceso y atraso, al menos, con certeza, sí de pérdida de tiempo por causa de la carnalidad de los hermanos, principalmente los líderes.

En una reflexión extremadamente comprimida, como esta, no pretendan que pueda satisfacer a todos, y cien por ciento bíblicamente, pero al menos comencemos por principios llave:

1º. El trabajo: “El que no trabaja, que tampoco coma”. El trabajo es expresión natural de la vida; y la vida no tiene límites; llega hasta la eternidad. Lo que no es vida, es muerte.

2º. Naturaleza. Producción. Uso: Esta triada existe naturalmente. La salud, por ejemplo, depende del buen uso de las cosas y del conocimiento, y de determinada producción, pero para producir cualquier cosa, antes hubo materia prima disponible de la naturaleza. Si falta salud, se la pierde, o se la mata lenta o inmediatamente, es cuestión del uso que hacemos de los productos procesados desde la naturaleza. Dios no creó la enfermedad ni la muerte ni el veneno. Dios creó la cannabis sativa, y la marihuana es la droga psicotrópica producida por esa planta.

3º. El Codex Alimentarius: Este, por ejemplo en lo que respecta a los alimentos, cumple un proceso de tres instancias: producción, transformación y distribución, pero antes, está la naturaleza de Dios como su Creador. Trabajar en la distribución y no en la producción, por ejemplo, es lo mismo. Hasta ahora en nuestro país, no hay casi ningún uso medicinal del cannabis sativa, entonces, todavía el cristiano puede estar bien informado de su impropiedad en la producción, y negarse a trabajar en ello, pero del trigo se sabe de su uso benéfico, lo que no nos debiera impedir trabajar en su producción, sin embargo, el trigo está matando a mucha gente. ¿Dejaremos de trabajar en su plantación por eso?

4º. La Complejidad del Trabajo: De Génesis 1 al 3 el trabajo era tan solo recreación. En el capítulo 4 Caín y Abel trabajan, Adán y Eva también, en el siguiente orden: como esclavo, como criatura obediente, como esclavo, como auxiliadora esclava. Y en los versículos 17 al 24 los humanos crearon medios de sustentarse y mantenerse, medios para divertirse y tener placer, y medios para defenderse. Hoy el trabajo es mucho más complejo que esa triada, y no hay dos campos ni tres; hay uno solo (Mt. 13. 38), y en el mismo campo trabaja Caín y Abel. Será cuestión de vocación, elección, posibilidad, y convicciones, además de otros factores. Caín estaba absolutamente correcto ante Dios, como también Abel, sólo que era interiormente equivocado con respecto a Abel. No es que Dios sólo gustaba de carne y nada de verduras, granos y hortalizas. Esa no era la cuestión; Dios no vio un cannabis sativo en la ofrenda de Caín; no la observó, pues, Dios no mira la apariencia, sino el corazón. En estos tiempos más que nunca. Dios mira nuestro corazón y nuestra ofrenda; no nuestro capital. Podríamos alabarnos de lo que tenemos y acumulamos, como que es fruto de nuestro trabajo, o que no es cigarrillo ni vino, ni productos eróticos, sin embargo, estar siendo despreciable a los ojos de Dios, y nuestras cosas también.     

5º. El Señor. El Esclavo y el Esclavizador: Cuando Dios creó al humano, le confirió la facultad de administrar y dominar la naturaleza. El humano fue creado “señor” por sobre los animales, la tierra, los vegetales. Cuando el humano cayó en pecado, separándose de Dios, se volvió Esclavo y Esclavizador. En la Biblia no hay “esclavo del trabajo” sino tan solo “esclavos del hombre”. ¿Quién, después de vivir gratis en el Edén se haría esclavo del trabajo para poder sobrevivir, mantenerse, disfrutar y defenderse? ¡Nadie! El problema no es el trabajo ni el trabajador sino la esclavitud en sus dos formas: Esclavizador y Esclavo. No se lo ve a Dios diciendo a Caín “no recibo tus diezmos y ofrendas porque vienen de plantar tabaco”. O “porque no me pediste una unción con aceite de tus manos y tu campo para luego ofrendarme a mí una parte”, o ¡Qué pena! No consagraste tu trabajo, así no puedo recibir tu ofrenda”. ¿Está en los Estatutos de tu Iglesia? Lo lamento. Te engañaron con el Camino de Caín (Judas 11).  La mínima preocupación en qué vamos a trabajar, ya es pura religiosidad que nació en Caín, y se perpetúa como señal de un “camino” equivocado a Dios. Una especie de esclavitud interior, y cuando acusan a otros, es también hipocresía.

Tito Berry     

 

 

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